Colaboración con el Museo Nacional de Artes Decorativas (MNAD)

Madrid en un vistazo

Madrid es un crisol de culturas, un lugar donde lo antiguo y lo moderno se fusionan de manera única. Desde los majestuosos palacios y monumentos históricos hasta la efervescencia de la vida nocturna, Madrid es una ciudad que nunca duerme. Es en este contexto que THE MADRILEÑER inició su colaboración con el MNAD.

 

¿Cuál es la historia que imaginamos la creación de la Joya Escondida? 

La historia ocurre en Madrid, en 1912

Amantes de la decoración, la arquitectura, la artesanía, el diseño y el arte, celebran el Banquete de la Creatividad en un precioso palacete de la capital. Pero al caer la tarde, en el clímax de la fiesta, una envidiosa hechicera lanza un conjuro sobre ellos convirtiéndolos en maravillosos, pero petrificados, objetos decorativos de todos los tiempos.

Una Joya que es de todos

Hoy rendimos homenaje a un icono madrileño, una joya que puede que aún no conozcas ubicada muy cerca de El Retiro: el @MNAD_Madrid.

Con colores dramáticos, texturas aterciopeladas, figuras botánicas y elegantes formas, la ilustradora Irene Pérez desvela solo algunas de las maravillas que esconde este museo, ubicado en uno de los barrios más bonitos de Madrid. El placer es todo nuestro!

Zeus y Medusa: un amor mitológico

Tic. Una. Tic-tic. Dos. Tic-tic-tic. Tres veces pestañea Zeus, el gato guardián más nocturno. Saluda en clave de morse a Medusa, su extravagante novia de 8 brazos y 7 candelabros, toda de acero y cerámica, que lo mira desde las alturas. Y le promete que queda menos para estar juntos… Su dueña hechicera se lo ha dicho.

Hoffman: El vaso que se creía columna

De ideas claras y frases monolíticas, Josef era un profesor vienés y vanguardista antes de convertirse en un precioso vaso traslúcido de tres capas de cristal y figuras geométricas.

Justo antes del conjuro defendía la colaboración entre el arte y la industria para crear objetos decorativos. Y este es un concepto que inunda nuestra cotidianidad… ¿o no?

Cantilever, la silla que quería volar

“Dibuja una silla sin levantar el lápiz”, ese era el reto planteado por Lilly a sus compañeros de mesa, antes de que la convirtieran en una icónica silla Cantilever.

¿Quién no recuerda una igual en algún bar pintón o en el salón de sus padres o abuelos? Y es que esta elegante “mecedora moderna” fue un éxito comercial en los años 70, por su finas líneas, flexibles por primera vez, tan ligeras que parecen sillas voladoras.

Puedes encontrar varias expuestas en el Museo, ataviadas como si fueran a tomar el té. O, ahora, en el nuevo THE MADRILEÑER; como un trono decorativo que nos recuerda la belleza de las cosas simples.

Pájaros y flores